9.7.07

Simón Cortinas (y la nieve)


Esta es la primer página de Simón Cortinas, una historieta que hemos hecho junto a Totino Tedesco para la Fierro, ya aprobada y entregada, que verá la luz en algún número futuro. Por otra parte la historieta que hicimos con Dante, "Carolina" todavía está en lista de espera. Parece que la grilla está muy poblada y hay que ser pacientes para encontrar un hueco dónde entrar. Por lo pronto, tampoco salimos en este número de Julio. Tal vez, para la primavera. Por ahora, no tengo tiempo de embroncarme... ¡Está nevando Norberto!

Y no vi ningún Gurbo por ahora. Es el día ideal para irse hasta la muestra que hay en la biblioteca nacional y sacarse una foto junto a la gigantografía del Eternauta. O caminando por el medio de Libertador, con máscara de gas y fusil la hombro. Más de uno sabrá entender.

¿Vieron a toda la gente contenta por la calle sacando fotos? Tengo una teoría. La nieve nos hace buenos tipos. Es cómo si junto a su blancura, también esparciera un espíritu de mancomunión, de armonía, de comunidad. Tal vez sea ese bajar angelical y suavecito, que de alguna extraña forma tranquiliza y relaja. Tiene algo de siesta, de caricia y de agonía, al mismo tiempo. El efecto dura lo que dura la nieve, claro.

Mi teoría al respecto supone que tenemos una reacción instintiva de buenaondismo ante la nieve. Imagínense ustedes cavernícolas, en el medio de un bosque helado, buscando a un puto oso de las cavernas ivernando que filetear, por lo menos una puta raíz mordisqueable. Cuando nieva, es señal inequívoca de que la cosa viene brava. Entonces alguna glándula cerebral de apariencia inútil se activa y ante la visión blanquecina de los copitos cayendo, nos pone buena onda. Porque claro, no es momento para andar pelándose con el cavernícola vecino. Mejor caerle bien y que comparta un poco de ese delicioso hígado de mamut medio podrido que guarda en el fondo de la cueva, el muy amarrete.

La visión de la nieve surte efecto y el vecino cromañón sale sonriendo con cara de "viste boludo, está nevando", y uno aprovecha y le manguea un cacho de hígado. Este mecanismo de supervivencia llega hasta las edades modernas y en el norte se les da por inventar la Navidad Blanca Navidad, y es obvio a esta altura que el nacimiento de Cristo importa tres carajos. Lo que la gente festeja, es la llegada de la nieve. Los villancicos, el pan dulce, los regalos, papanoel, no son más que manifestsaciones atávicas del buenaondísmo provocado por las amígdalas, el hipotálamo o el apéndice, quien sabe, ante el fresquito visual tan agradable de los copitos. Noche de Paz, Noche de amor, Noche de Hígado de Mamut Podrido que nos salva las tripas hasta mañana.

Y así llegamos a este día, con todos contentos, sacando fotos con el celular. Algo es algo. Que dure todo lo posible.

Ta luego, me voy a ver la nieve.