Eso de ahí arriba es un diseño de Ippóliti para la nueva historieta que estamos haciendo.
¡Y YA SALIÓ EL ASCO! ¡Pedíselo a tu kioskero!
Terminó EL evento del año, Animate, y se repitió con creces el fenómeno más habitual de los últimos tiempos: las hordas de cosplayers lo invaden todo con sus bandas de J-pop, desfiles, batallas cósmicas en medio de los pasillos y más de una darkie bulímica congelada dentro de sus medias de red. Los comiqueros de ley, en amplia minoría, no pueden con su genio y ya están poniendo el grito en el cielo.
Hubo un tiempo en el que yo solía decir pavadas como que la lustrosa HISTORIETA NACIONAL tenía necesariamente que terminar mezclada entre vocablos barbáricos tales como trekkies, gokus, rollplayers, warhammer, camwhores, gore, bizarro, fanclubs, gohts o el mismo cosplay, porque se lo tenía merecido. Estos eventos parecían hacerse cargo de ser una cloaca de la Industria Cultural, todo aquello que fuera clase B, Z, o cualquier otra vocal que no sea la A, podría unirse al circo.
Yo solía ser un reivindicador de la condición marginal de la historieta como arte, allí es donde encontraba su rebeldía, su sana incapacidad para amoldarse a LA ALTA CULTURA. Así se mantenía fresca y constante.
Pero creo que me vine viejo, porque cada vez me convenzo menos a mí mismo. O será que me pegó muy duro la charla que dieron Muñoz y Sampayo en la Alianza Francesa. Pero es la primera vez que salgo de un evento sintiendo que finalmente, hay que admitir, la historieta y el cosplay no son conciliables. Ya no tienen nada que ver. Se molestan.
Hubo un tiempo en el que yo solía decir pavadas como que la lustrosa HISTORIETA NACIONAL tenía necesariamente que terminar mezclada entre vocablos barbáricos tales como trekkies, gokus, rollplayers, warhammer, camwhores, gore, bizarro, fanclubs, gohts o el mismo cosplay, porque se lo tenía merecido. Estos eventos parecían hacerse cargo de ser una cloaca de la Industria Cultural, todo aquello que fuera clase B, Z, o cualquier otra vocal que no sea la A, podría unirse al circo.
Yo solía ser un reivindicador de la condición marginal de la historieta como arte, allí es donde encontraba su rebeldía, su sana incapacidad para amoldarse a LA ALTA CULTURA. Así se mantenía fresca y constante.
Pero creo que me vine viejo, porque cada vez me convenzo menos a mí mismo. O será que me pegó muy duro la charla que dieron Muñoz y Sampayo en la Alianza Francesa. Pero es la primera vez que salgo de un evento sintiendo que finalmente, hay que admitir, la historieta y el cosplay no son conciliables. Ya no tienen nada que ver. Se molestan.
Son las dos expresiones que más abarcan la temática de las nuevas convenciones, ya no hay más cine bizarro, poco queda del rol, del warhammer, los trekkies y sus primos de Starwars. La Historieta Nacional y la cultura POP Japonesa se han levantado como dos gigantes medio deformes que se miran mal, ahí parados, en medio de los stands mal distribuidos.
Ya son varios los comiqueros de ley que han desertado. Pudo verse que no estuvieron presentes muchos de los responsables de la renovación de la historieta nacional: La Fierro, la colección de Clarín, La Productora, De la Flor y sus libros de Liniers, etc. En fin, que hay cosas que mejor tenerlas por separado que se disfrutan más así. Como el choripan y el dulce de leche, qué tanto.
Y para que quede claro, me encanta la cultura pop japonesa, pienso asistir a cuánto evento al respecto se haga. No solo me gusta el manga y el ánime, ME ENCANTA EL COSPLAY. Pero por separado.
Y para que quede claro, me encanta la cultura pop japonesa, pienso asistir a cuánto evento al respecto se haga. No solo me gusta el manga y el ánime, ME ENCANTA EL COSPLAY. Pero por separado.
Así que vaya mi homenaje a todos los otakus con este video que me pasaron y me pareció fabuloso: